Las imágenes hablan por sí solas y no tendríamos que explicarlas, más cuando se trata de hacer un objeto bello sin más pretensión.

Pero a raíz de True Romance y una reciente obsesión con los lazos y su significado he ido encontrando lecturas que me han llevado a hacer de esto un tema que merece ser explicado.

Nunca me había parado a pensar en la cuerda o cordón como una de las primeras tecnologías que existieron. Ésta fue antes que el tejido, más complejo y para el que se necesitó la agricultura y los asentamientos estables.

Esto significa que la Edad de Piedra podría haberse llamado Edad de Cuerda, porque ambas coexistieron. El problema fue que los restos de los cordones desaparecieron primero y las piedras perduraron. Gracias a los actuales análisis de residuos se descubrieron estos cordeles.

Virginia Postrel en “El tejido de la civilización” lo explica muy bien, y cuenta cómo, para hacer una cuerda hace falta algo más que una fibra, hace falta la sutileza de una torsión y después unir dos de estos cordeles retorcidos en direcciones opuestas.

No puedo dejar de asociar este trabajo más delicado a una condición conciliadora, que junta y relaciona unas cosas con otras. Unas pieles con un cuerpo, una cuerda a un palo, unos cordeles con otros para formar un tejido.

Esto es lo que yo me imagino e incluso asocio a los trabajos subalternos que normalmente hacían las mujeres. En todo caso, no hay pruebas y ni siquiera Postrel lo sugiere. Aunque no sería raro, ya que forma parte de los trabajos que siempre han estado ahí a la espera, de puertas a dentro y de los que no se ha hablado. Pero, ¿como algo que une puede ser considerado secundario o residual?

Hace poco, alguien que me conoce bien, me regaló un ensayo titulado “La gestualidad japonesa”. Dentro de este libro hay un capítulo dedicado al regalo (ofrenda) en el que se habla del lazo. Este adorno (o ¿sería mejor decir este gesto?) perduró y se mantuvo a lo largo del tiempo como símbolo de unión entre el que ofrece y el que recibe. Un gesto simple y residual y a la vez complejo el de enlazar dos cabos. Y que a mi me parece lleno de poesía y calor.